sábado, 25 de enero de 2014

LOS VALORES DE LA COMUNICACIÓN

La sociedad moderna actual resulta inconcebible sin la evolución de la comunicación, sin embargo los principios que ostentaba originalmente el ideal de comunicar se han visto disminuidos por los intereses políticos y económicos. Y al mismo tiempo, el dominio de los medios tecnológicos, que posibilitan actualmente la globalización de la comunicación, rebasan las capacidades del hombre para asimilar el volumen de información que estos emiten pero no por esto disminuyen su consumo sino al contrario. 

Según Walton1 , actualmente nos hemos perdido en la satisfacción que nos provoca la inmediatez y la masividad de las TICs, de tal forma que ya no sabemos a qué la lógica obedece lo que se comunica: los valores ideales o los intereses comerciales y de poder. Bajo esta perspectiva, y teniendo en cuenta que el conocimiento sobre las técnicas persuasivas y mercadológicas que adquieren los comunicadores y publicistas, ¿cuál es la postura del comunicador visual?. ¿Se podría pensar que el diseño gráfico nos dota de cierto “poder” sobre determinados sectores dentro de una sociedad de consumo, y por esto ofertamos esta habilidad a aquellos con intereses económicos?. Desde mi punto de vista, el factor determinante en cuanto al valor de la comunicación no está en los canales y su masividad, sino en la ambición de los que requisitan y generan cada mensaje.


En su libro, “Internet, ¿y después?”, Dominique Walton señala que la comunicación digital más allá de acercar a las personas las aleja al momento en que éstas se enfrentan con sus propias diferencias: “…en una sociedad en que la información y la comunicación están omnipresentes, esta postura no atañe al acercamiento entre individuos o entre colectivos, sino, por el contrario, a la gestión de sus diferencias; no se refiere a la ponderación de sus similitudes, sino a la de sus disparidades.” Considero que la creciente tendencia en la afición a la comunicación constante e inmediata a través de las redes sociales, se debe a que nos hemos vuelto adictos a la información y al conocimiento; saber, enterarse, participar o simplemente observar se ha convertido en una necesidad, y es por esto que el conversar de manera personal con un igual puede resultar incompatible o insignificante en comparación a la cantidad, variedad y velocidad de la información que ofrece un equipo móvil conectado a internet.


1.- Walton, Dominque (2000) “Internet, ¿y después?”, Ed. Gedisa, Barcelona


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